jueves, agosto 25, 2011

GRACIAS A LA VIDA ..DE GABRIELA ABEAL POETA ARGENTINA Y GRACIAS A LA VIDA DE NUESTRA GLORIOSA VIOLETA PARRA..O GRACIAS A LA VIDA "DE AMBAS"



Justamente por estos días se estrena en Chile un film hermoso sobre"VIOLETA PARRA" que pasa como una pincelada por el alma y deja gusto a poco :"Violeta se fue a los cielos", film del chileno Andrés Wood (director también de Machuca y La buena vida) estrenada el 11 de agosto en Santiago y está basada  en el libro homónimo de Ángel Parra, hijo de Violeta, quien participó activamente en el guión y además  junto a su hijo Ángel en la banda sonora de la película.
La película muestra  a  la artista desde su infancia en el sur de Chile, su rebeldía, su búsqueda, su honestidad y coherencia, su familia, sus frustraciones y aciertos, sus viajes a París, Polonia, su amor por Gilbert Favré, sus sueños y sobrevivencia, la creación  de la Carpa de La Reina, donde se suicidó en 1967 a los 49 años.
La  actriz que la interpreta, Francisca Gavilán, tiene un parecido extraordinario con Violeta y hace una interpretación magistral del personaje.
Conmueve y hace llorar...o apretar los puños con ira, porque Violeta, era genial y no le dieron nunca el sitial que merecía en este país, un país donde la pobreza y la injusticia,  la marcaron de niña y que posteriormente, la obligó a empuñar un arma y dormir..como lo hacen o desean muchos artistas o  seres hipersensibles y bellos que no tienen valoración, ni cabida en este mundo.
Salí del cine, con una mezcla de tristeza y admiración profunda, aunque como dije anteriormente, con hambre de más, viendo esa pequeña; pero hermosa reseña biográfica de una gran e intensa mujer tan rebelde, solidaria, poeta, bordadora, recolectora, compositora, folclorista, cantautora, es decir  una artista completa.
Había conocido mucho de ella , a través del "Gitano Rodriguez", escritor, músico, que la conoció de profundis y compartió mucho con ella, a quién tuve el agrado de conocer en la SECH (Sociedad de Escritores de Chile) y  luego conversar largamente,en el Instituto Cultural del Banco del Estado, donde mi amigo el poeta y pintor , Leonel O·Kuinghttons, era el Director, e hizo un homenaje a Violeta mostrándo su vida y obra..
El Gitano Rodriguez, nos dió a conocer en charlas y diaporamas mucha poesía, y la  vida de Violeta Parra, su gran  y admirada amiga.
Así con el alma llena de pensamientos recuerdos, aún sumida en lo que me provocó este hermoso film, al día siguiente retomé algunos mails guardados y archivados para leerlos con tranquilidad y encontré este "Gracias a la Vida" de Gabriela Abeal, allende a Los Andes, hermana escritora, que siempre me sorprende gratamente, con sus tan bien escritos artículos, llenos de calor humano y testimonios gratos de vidas y momentos cotidianos o históricos en la literatura, llenos de aciertos.
Comparto gratamente con ustedes a Gabriela.




GRACIAS A LA VIDA
                                 (GABRIELA ABEAL)



Voy a dejar de lado la humildad y disfrutaré en sentirme esta tarde de sábado donde la lluvia no cesa, la Diosa que vive entre las letras.


Mientras estaba en el trabajo mi madre me comunicó que llegó un sobre a casa aparentemente con libros. Al llegar, efectivamente se trataba de un envío que salió de Venezuela el trece de diciembre de dos mil diez, o sea, sacarán la cuenta el tiempo que tardó a pesar de ser un correo certificado. La sensación es, que se subió a un buque de antaño, se extravió en alguna isla hasta y la magia lo trajo hasta mi puerta. Si fuese verdad, sería poético, pero en realidad el sobre venía abierto de varios lados y luego pegado con cinta, recordándome la actitud de otro país con respecto al correo y la libertad que eso implica.


Para regocijo de mi alma en el sobre venía el ejemplar dedicado (inscripción que me sacó numerosas carcajadas) “En la alta noche” de Alberto José Pérez, maestro y amigo.


Al sentarme tranquilamente para disfrutar de su poesía, pude viajar por los sentimientos del autor y conocer un poco más su tierra.


Cuando llegué a la página once me volví a encontrar con el poema que una tarde del año dos mil siete me sedujo he hizo que cambiara inesperadamente el rumbo de mis palabras.






Yo quiero hacer café contigo

Alberto José Pérez




Yo quiero hacer café contigo

mientras un arroz crezca en su blancura

y unas berenjenas suden en un caldero

los siglos de su gloria para nosotros


cortes de ternera navegando en cebolla y pimienta

pondremos en el centro de la mesa

como un planeta radiante

con sus lunas de aguacate

lechuga

albahaca y vino


y para dicha de los paladares

serviremos dulce de ciruela de huesito

envuelto en telitas de queso de mano apureño

para que el café que tú y yo colemos

viaje como un río sereno en su corriente

y sea cantada nuestra mesa

por Don Pablo Neruda

que vendrá a casa de la mano de Rosa Alchaer Alchaer

a comer con nosotros.



Cuando en aquel tiempo leí el poema sentí esa sensación que me ocurre infinidad de veces y me digo a mi misma, cómo me hubiera gustado ser la autora, por como está escrito y lo que trasmite.


De allí es que gracias a una fotógrafa (ahora hermana de la vida) Venezolana, Ana Berta López y su carismático y generoso corazón, hiciera llegar a la bandeja de entrada del poeta, comentarista y editor Alberto José Pérez las humildes palabras con respecto a su obra, y con todas esas causalidades y misterio naciera en Venezuela mi primer libro.
Hoy ya pasados cuatro años de aquel mágico encuentro, no solo sigo conservando la amistad y generosidad de ambos, sino que también se amplió el círculo de amigos y con ello el nacimiento de más hijos literarios.
Al seguir recorriendo “En la alta noche”, llegué a la página veintiséis y con ella la poesía “Canción de distancias”






Canción de distancias
Alberto José Pérez


                                                           Una canción de distancias

con siglos en su melancolía

que en su letra

los enseres

telarañas y retratos de una casa abandonada

recobren su vida

y que a vuelo de pájaro

se pasee por el mundo


Quiero escribirla

para que la cante María Gabriela Abeal

como si fuera de su puño y sesos

y que alguien al escucharla

esconda la cara entre sus manos y llore

por haber venido y tener que marcharse

con su pesada carga de mañanas

sin tener oportunidad para otra huella

una tarde

una noche

para decir el padre nuestro a la orilla del mar
con un vaso de güisqui en la mano.

Esta es la parte que dejo la humildad para sentirme Reina entre los verbos de un autor que no solo aprecio sino que también admiro y le temo cuando me corrige con su arrecho desboque de expresiones.
La historia podría terminar aquí, y a pesar que no me gusta escribir de forma extensa también quiero compartir con mis amigos que en el sobre no solo venían ejemplares de “En la alta noche”, además la edición (que aún por la distancia y otras yerbas desconocía) de La Colección La Cola del Cometa, Boulevard Atlantic Hotel “Monumento al amor” (publicado en junio de 2010 por La Editorial La Espada Rota) que es de mi autoría…
El señor Jesús Salazar, editor de La Espada Rota, amigo de Alberto y por añadidura lo siento también amigo mío, me ha dado un espacio que no todos los días se encuentra en el devenir del poeta… hombre sensible, que de sus generosos regalos también tuve el placer de conocer personajes que jamás imaginé, como digo siempre, ni en mis sueños más locos.
Mientras escribía esta crónica una y otra vez venían a mi mente las palabras que llevan como título este escrito… porque a veces nos sentimos espejo de lo que otros transmitieron es que para finalizar adjunto la letra que sigue a continuación…




Gracias a la vida

(Violeta Parra)


Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me dio dos luceros que, cuando los abro,

perfecto distingo lo negro del blanco,

y en el alto cielo su fondo estrellado

y en las multitudes el hombre que yo amo.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado el oído que, en todo su ancho,

graba noche y día grillos y canarios;

martillos, turbinas, ladridos, chubascos,

y la voz tan tierna de mi bien amado.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado el sonido y el abecedario,

con él las palabras que pienso y declaro:

madre, amigo, hermano, y luz alumbrando

la ruta del alma del que estoy amando.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado la marcha de mis pies cansados;

con ellos anduve ciudades y charcos,

playas y desiertos, montañas y llanos,

y la casa tuya, tu calle y tu patio.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me dio el corazón que agita su marco

cuando miro el fruto del cerebro humano;

cuando miro el bueno tan lejos del malo,

cuando miro el fondo de tus ojos claros.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.

Así yo distingo dicha de quebranto,

los dos materiales que forman mi canto,

y el canto de ustedes que es el mismo canto

y el canto de todos, que es mi propio canto.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.